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La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo y se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre. Si bien es ampliamente conocida por sus efectos sobre el corazón, los ojos y los nervios, su impacto en la salud renal es igualmente significativo y, a menudo, devastador. La relación entre la diabetes y los riñones es intrínseca y compleja, y entender cómo esta enfermedad afecta el funcionamiento renal es crucial para la prevención y el manejo de la enfermedad renal crónica diabética.

Diabetes y el funcionamiento renal: Un vínculo peligroso

Los riñones son órganos vitales que desempeñan múltiples funciones esenciales para mantener la homeostasis del cuerpo. Actúan como filtros, eliminando productos de desecho y exceso de líquidos de la sangre para producir orina. También regulan la presión arterial, producen hormonas importantes y controlan los niveles de electrolitos. En personas con diabetes, los niveles altos y sostenidos de glucosa en sangre pueden dañar progresivamente los pequeños vasos sanguíneos de los riñones, lo que se conoce como nefropatía diabética.

El proceso de daño renal en la diabetes es insidioso y a menudo asintomático en sus etapas iniciales. La hiperglucemia crónica causa una serie de cambios patológicos en los glomérulos, las diminutas unidades de filtración dentro de los riñones. Estos cambios incluyen el engrosamiento de la membrana basal glomerular, la expansión de la matriz mesangial y la pérdida de podocitos, células especializadas que forman parte de la barrera de filtración. Con el tiempo, estos daños comprometen la capacidad de los riñones para filtrar la sangre eficazmente, lo que lleva a la acumulación de productos de desecho en el cuerpo.

Uno de los primeros signos de daño renal diabético es la aparición de microalbuminuria, que es la excreción de pequeñas cantidades de la proteína conocida como albúmina, a través de la orina. A medida que la enfermedad progresa, la cantidad de albúmina aumenta, lo que se denomina macroalbuminuria o proteinuria. La presencia de proteína en la orina es un indicador claro de que los riñones están perdiendo su capacidad de filtración y es un predictor importante del riesgo de progresión a enfermedad renal crónica (ERC) en etapa terminal.

Cómo la diabetes afecta específicamente el funcionamiento renal

La hiperglucemia no solo daña los vasos sanguíneos, sino que también provoca otros mecanismos que contribuyen al daño renal.

  • Estrés oxidativo. Los niveles altos de glucosa generan un aumento en la producción de especies reactivas de oxígeno, que dañan las células renales y promueven la inflamación.
  • Activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA). La diabetes puede hiperactivar el SRAA, un sistema hormonal que regula la presión arterial y el equilibrio de líquidos. La activación crónica de este sistema contribuye a la hipertensión intraglomerular y al daño renal.
  • Inflamación. La hiperglucemia crónica induce una respuesta inflamatoria en los riñones, lo que contribuye a la cicatrización (fibrosis) y a la pérdida de la función renal.
  • Acumulación de productos finales de glicación avanzada (AGEs). La glucosa se une a las proteínas en un proceso no enzimático para formar AGEs, que se acumulan en los tejidos renales y contribuyen al daño estructural y funcional.

Otros problemas de salud asociados al funcionamiento de los riñones

Más allá de la diabetes, los riñones pueden verse afectados por una variedad de condiciones que comprometen su función. Es fundamental comprender que muchas de estas condiciones pueden interactuar con la diabetes, exacerbando el daño renal.

  • Hipertensión arterial. La presión arterial alta es una de las principales causas de enfermedad renal crónica, incluso en ausencia de diabetes. La hipertensión daña los vasos sanguíneos pequeños de los riñones, similar a la hiperglucemia, lo que reduce su capacidad de filtrar la sangre. Cuando la hipertensión coexiste con la diabetes, el riesgo de daño renal se multiplica.
  • Glomerulonefritis. Este es un grupo de enfermedades que causan inflamación de los glomérulos. Puede ser causada por infecciones, enfermedades autoinmunes o medicamentos. La glomerulonefritis puede llevar a la pérdida progresiva de la función renal.
  • Enfermedades renales poliquísticas. Estas son enfermedades genéticas que causan el desarrollo de múltiples quistes en los riñones, lo que interfiere con su funcionamiento normal y puede llevar a la insuficiencia renal.
  • Cálculos renales. Aunque no siempre causan daño renal a largo plazo, los cálculos renales recurrentes o no tratados pueden obstruir el flujo de orina y dañar los riñones.
  • Infecciones del tracto urinario (ITU) recurrentes o graves. Las infecciones no tratadas pueden extenderse a los riñones, causando pielonefritis, una infección renal que puede provocar daño permanente.
  • Uso prolongado de ciertos medicamentos. Algunos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) o ciertos antibióticos, pueden ser nefrotóxicos si se usan de forma prolongada o en dosis altas.
  • Enfermedades autoinmunes. Enfermedades como el lupus eritematoso sistémico pueden atacar los riñones, causando inflamación y daño.

Prevención y manejo: Un enfoque integral

Dada la estrecha relación entre la diabetes y la salud renal, la prevención y el manejo temprano son fundamentales para preservar la función renal.

  • Control estricto de la glucemia. Mantener los niveles de glucosa en sangre dentro del rango objetivo es la medida más importante para prevenir o ralentizar la progresión de la nefropatía diabética. Esto implica una dieta saludable, ejercicio regular, y en muchos casos, medicación.
  • Control de la presión arterial. La hipertensión es un factor de riesgo independiente y un acelerador del daño renal en la diabetes. El control riguroso de la presión arterial, a menudo con medicamentos como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o los bloqueadores de los receptores de angiotensina II (BRAII), es crucial. Estos medicamentos no solo bajan la presión arterial, sino que también tienen efectos protectores directos sobre los riñones.
  • Monitoreo regular de la función renal. Se recomienda realizar exámenes anuales de orina para detectar albúmina (microalbuminuria) y análisis de sangre para estimar la tasa de filtración glomerular (TFG). La detección temprana permite intervenir antes de que el daño sea irreversible.
  • Estilo de vida saludable. Adoptar un estilo de vida que incluya una dieta baja en sodio y grasas saturadas, limitar el consumo de alcohol, mantener un peso saludable y evitar el tabaquismo es beneficioso para la salud renal y cardiovascular en general.
  • Manejo de otros factores de riesgo. Controlar el colesterol y otros lípidos sanguíneos también es importante, ya que las dislipidemias pueden contribuir al daño vascular.
  • Nuevas terapias. Recientemente, han surgido nuevas clases de medicamentos, como los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2) y los agonistas del receptor GLP-1, que no solo mejoran el control glucémico, sino que también han demostrado tener efectos protectores significativos sobre los riñones en personas con diabetes.

La diabetes y la salud renal están intrínsecamente ligadas. La hiperglucemia crónica representa una amenaza constante para la integridad y el funcionamiento de los riñones, lo que puede conducir a la enfermedad renal crónica y, en última instancia, a la insuficiencia renal. Comprender los mecanismos por los cuales la diabetes daña los riñones, junto con el reconocimiento de otros factores de riesgo para la enfermedad renal, es fundamental para la prevención y el manejo efectivos. Mediante el control estricto de la glucemia y la presión arterial, el monitoreo regular de la función renal y la adopción de un estilo de vida saludable, es posible preservar la salud renal y mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes. La colaboración entre pacientes y profesionales de la salud es clave para afrontar este desafío de salud global.

 

Fuentes:

  • Alicic, R. Z., Rooney, M. T., & Tuttle, K. R. (2017). Diabetic Kidney Disease: Challenges, Progress, and Possibilities. Clinical Journal of the American Society of Nephrology, 12(12), 2032-2045.
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  • Cade, W. T. (2008). Diabetes-Induced Renal Vasodilation and the Pathogenesis of Diabetic Nephropathy. American Journal of Nephrology, 28(6), 861-871.
  • National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK). (2023). Diabetic Kidney Disease. NIH Publication No. 17-DK-7708.
  • Perkovic, V., Jardine, M. J., Neal, B., de Zeeuw, S., Mahaffey, D. W., et al. (2019). Canagliflozin and Renal Outcomes in Type 2 Diabetes and Nephropathy. The New England Journal of Medicine, 380(24), 2295-2306.
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