La vitamina C o ácido ascórbico, como también es conocida, se trata de un nutriente esencial para el organismo. Actúa como un poderoso antioxidante, fortalece el sistema inmunológico, participa en la síntesis de colágeno y facilita la absorción de hierro. Debido a sus múltiples beneficios, la vitamina C es ampliamente consumida a través de la dieta y suplementos, a menudo con la creencia de que más es mejor. Sin embargo, esta noción puede ser peligrosa, especialmente en lo que respecta a la salud renal. El consumo excesivo de vitamina C puede desencadenar una serie de efectos adversos en los riñones, desde la formación de cálculos renales hasta, en casos raros, daño renal agudo.
El metabolismo de la vitamina C y su impacto renal
Una vez ingerida, la vitamina C se absorbe en el intestino delgado. El cuerpo utiliza la cantidad necesaria para sus funciones metabólicas y el exceso se excreta principalmente a través de la orina. La National Kidney Foundation (s/f), señala que, durante este proceso de metabolismo, la vitamina C se convierte, entre otros compuestos, en oxalato. El oxalato es una sustancia que, en concentraciones elevadas en la orina, puede combinarse con el calcio para formar cristales de oxalato de calcio, el tipo más común de cálculos renales.
Formación de cálculos renales: El riesgo más común
El efecto adverso más documentado del consumo excesivo de vitamina C en los riñones, de acuerdo con Ferraro et al. (2016), es el aumento del riesgo de desarrollar cálculos renales, particularmente los de oxalato de calcio. Varios estudios han demostrado una correlación entre la ingesta elevada de vitamina C y la incidencia de cálculos renales. Por ejemplo, un estudio prospectivo a largo plazo en hombres encontró que aquellos que consumían suplementos de vitamina C en dosis altas (≥ 1000 mg al día) tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar cálculos renales sintomáticos en comparación con aquellos que no tomaban suplementos.
La explicación radica en el incremento de la excreción de oxalato en la orina. A medida que la ingesta de vitamina C aumenta, también lo hace la cantidad de oxalato que los riñones deben filtrar y eliminar. En individuos susceptibles, esta sobrecarga de oxalato puede saturar la orina, facilitando la cristalización y la posterior formación de cálculos en el tracto urinario. Estos cálculos pueden causar dolor intenso, obstrucción del flujo de orina, infecciones urinarias e incluso requerir intervención médica para su eliminación.
Otros posibles efectos nocivos en la función renal
Si bien la formación de cálculos renales es el riesgo más conocido, existen otras preocupaciones sobre el impacto del consumo excesivo de vitamina C en la función renal:
- Daño Renal Agudo (DRA). Bendich (1987) ha hecho la acotación de que, en casos raros, se ha reportado daño renal agudo asociado a la ingesta muy alta de vitamina C, especialmente en individuos con condiciones preexistentes o deshidratación. Se cree que la precipitación de cristales de oxalato en los túbulos renales puede contribuir a esta disfunción aguda.
- Interferencia con Pruebas de Función Renal. Dosis elevadas de vitamina C pueden interferir con la precisión de ciertas pruebas de laboratorio utilizadas para evaluar la función renal, como la medición de la creatinina sérica. Esto podría llevar a resultados engañosos y dificultar el diagnóstico y seguimiento de enfermedades renales.
- Desequilibrio de Minerales. Aunque la vitamina C facilita la absorción de hierro, su consumo excesivo podría potencialmente interactuar con el metabolismo de otros minerales esenciales y afectar indirectamente la función renal a largo plazo, aunque se necesitan más investigaciones en esta área.
Grupos de mayor riesgo
Al igual que en otras enfermedades, algunos individuos son más susceptibles a los efectos nocivos del consumo excesivo de vitamina C en los riñones:
- Personas con antecedentes de cálculos renales. Aquellos que ya han experimentado cálculos renales, especialmente los de oxalato de calcio, tienen un mayor riesgo de recurrencia si consumen altas dosis de vitamina C.
- Individuos con enfermedad renal crónica (ERC). La función renal comprometida en personas con ERC puede dificultar la eliminación del exceso de oxalato, aumentando el riesgo de complicaciones.
- Personas con predisposición genética a la hiperoxaluria. Esta condición rara se caracteriza por una producción excesiva de oxalato por el organismo, lo que aumenta significativamente el riesgo de cálculos renales, incluso con una ingesta normal de vitamina C.
Recomendaciones y dosis seguras
La dosis diaria recomendada de vitamina C para adultos varía según la edad, el sexo y otras condiciones especiales, por ejemplo, una mujer embarazada o en periodo de lactancia, pero generalmente oscila entre 75 y 90 mg al día, de acuerdo con el National Institutes of Health (2024). Y, el límite superior tolerable de ingesta de vitamina C establecido por el Instituto de Medicina de los Estados Unidos es de 2000 mg al día para adultos. Es poco probable que la ingesta de vitamina C a través de una dieta equilibrada cause problemas renales en personas sanas.
Antes de iniciar la suplementación con vitamina C, especialmente en dosis superiores a la recomendada, es crucial consultar con un profesional de la salud. Ellos podrán evaluar los riesgos y beneficios individuales, considerando el historial médico y la función renal del paciente.
Si bien la vitamina C es un nutriente vital con numerosos beneficios para la salud, su consumo excesivo, particularmente a través de suplementos en dosis altas, puede tener efectos perjudiciales en los riñones. El riesgo más común es la formación de cálculos renales de oxalato de calcio, pero también existen preocupaciones sobre el daño renal agudo y la interferencia con las pruebas de función renal.
La clave radica en obtener la vitamina C necesaria a través de una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras, y utilizar suplementos solo bajo la supervisión de un profesional de la salud, respetando siempre las dosis recomendadas y los límites superiores tolerables. La creencia de que «más es mejor» no siempre se aplica, y en el caso de la vitamina C y la salud renal, la moderación y la precaución son fundamentales.
Fuentes:
- Bendich, A. (1987). Vitamin C safety in humans. American Journal of Clinical Nutrition, 46(2), 354-371.
- Ferraro, P. M., Curhan, G. C., Gambaro, G., & Taylor, E. N. (2016). Total, dietary, and supplemental vitamin C intake and risk of incident kidney stones.1 American Journal of Kidney Diseases, 67(3),2 400-407.
- National Kidney Foundation. (s/f). Cálculos de oxalato de calcio. Disponible en: https://www-kidney-org.translate.goog/kidney-topics/calcium-oxalate-stones?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc
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